Mermelada de kiwi casera

Cuando publiqué mi receta de “mermelada de cebolla“, un buen amigo me dijo textualmente: “ya te vale, mira que no habrá fruta rica con la que hacer mermelada y vas tú y la preparas con cebolla”. Ante su comentario intenté convencerlo de todas las virtudes que adornan dicha preparación, de la excelencia de su sabor y del maridaje perfecto con quesos, patés y algunas carnes, pero… no parecía muy entusiasmado ante mi particular “oda a la cebolla”, así que recogí el guante y le prometí que, en cuanto madurasen los kiwis del jardín, haría mermelada con ellos y le regalaría un tarro para el solito.

Lo cierto es que el emparrado que forman nuestras cinco plantas de kiwi se pone esplendoroso cuando los frutos llegan a su apogeo, y la cosecha siempre es generosa 🙂

Para elaborar esta mermelada se necesitan muy pocas cosas: mimo en su preparación y sólo tres ingredientes:

• Un kilo y medio de kiwis bien maduros (esto es lo que pesaban los míos después de pelarlos)
• 500 g de azúcar (yo suelo utilizar uno sin refinar, pero podéis usar el que queráis)
• El zumo de un limón pequeño

Comenzaremos por pelar los kiwis, después los picamos en trocitos y los ponemos en la olla que vamos a utilizar para cocinarlos, junto con el azúcar y el zumo de limón. Los dejamos macerar un par de horas como mínimo (yo los tuve algo más del doble de tiempo)

Ponemos la olla al fuego y cuando quiera romper a hervir bajamos la temperatura y cocinamos lentamente, removiendo de vez en cuando. Al principio notaréis que la mezcla de fruta y azúcar está muy líquida, pero poco a poco irá espesando, no tengáis prisa. Conviene no quedarse corto en la cocción pero tampoco pasarse, ya que suele espesar un poco más al enfriar. Yo la tuve a fuego lento por espacio de casi 50 minutos, hasta conseguir la textura que deseaba. Mientras se va haciendo la mermelada, podemos aprovechar para esterilizar en agua hirviendo los tarros para envasarla. Cuando la mermelada esté lista, llenaremos los botes aún en caliente, y después de cerrarlos bien los colocaremos boca abajo para que hagan vacío.

Cuando se enfríe la tendremos lista para degustar y guardar después en el frigorífico. Si hacéis mucha cantidad también la podéis congelar sin problema.

Y aquí está el resultado, una verdadera delicia sola, o sobre unas tostadas con mantequilla, o sobre una loncha de queso cremoso.

Espero que os haya gustado la receta, y también espero que le guste a mi amigo “el escéptico de las cebollas”… jejeje 😉

¡Hola! yo también soy un kiwi

Aquí tenéis otra dulce sugerencia en la que emplear esta deliciosa fruta: “Tarta de queso y kiwis de una cosecha espléndida”.

Hasta pronto, disfrutad y sed felices! 🙂

La “Mermelada de kiwi casera” también está disponible en audio en ivoox

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