Sí, ya ha llegado el Entroido. Los gallegos somos, por lo general, muy dados a la fiesta y lo vivimos intensamente y durante varias semanas. Este año el pistoletazo de salida fue el 5 de febrero, “domingo fareleiro”, y terminará el 6 de marzo, “lunes de farrapos”. Casi un mes entero repleto de eventos variados, repartidos por toda la geografía gallega, para disfrute de nativos y forasteros.
Y naturalmente la fiesta carnavalera va asociada a la fiesta gastronómica. Como no podía ser menos, en estas fechas el desfile de exquisiteces es variado y generoso, especialmente en el apartado de los dulces: orejas, buñuelos, chulas, flores, rosquillas, bica, filloas, son buen ejemplo de ello.
Os traigo la receta de estas últimas, las filloas, un postre sencillo y delicioso. Para prepararlas necesitaréis básicamente sólo tres ingredientes: harina, huevos y leche.
A la hora de hablar de cantidades “cada maestrillo tiene su librillo”. Hay quién añade a la mezcla un poco de azúcar o canela, e incluso anís, ralladura de limón o naranja, más o menos leche y harina “la que admita”. Pero para que os hagáis una idea yo las preparo con la siguiente proporción:
- Dos huevos grandes, o tres si son pequeños.
- Medio litro de leche.
- Unos 125 gr de harina.
- Una pizca de sal.
- Azúcar para espolvorearlas.
Con estas cantidades os saldrán unas 10/12 filloas, dependiendo del tamaño de la sartén y de lo finitas que las hagáis.
Lo primero que haremos será preparar el “amoado” que es como llamamos aquí a la mezcla más o menos líquida que dará lugar a las filloas. Para ello batiremos los huevos con la leche y la pizca de sal e iremos añadiendo la harina tamizada procurando que no queden grumos.
Una vez listo el amoado es conveniente dejarlo reposar en la nevera un mínimo de una hora, (incluso podéis prepararlo de víspera). Después el proceso es muy simple: ponemos al fuego una sartén y engrasamos ligeramente su superficie con un trozo de tocino.
Añadimos un cucharón de la mezcla procurando cubrir todo el fondo, pero al mismo tiempo tratando de hacer la filloa lo más finita posible.
Cuando empiece a dorar por los bordes le damos la vuelta, y después la pasamos a un plato y espolvoreamos con azúcar al gusto. Repetimos el mismo proceso con cada filloa hasta terminar.
Las filloas admiten multitud de rellenos y acompañamientos. Podéis servirlas con miel o chocolate caliente. Rellenarlas con crema pastelera, nata, mermelada, chocolate, compota… lo que más os apetezca. O como en este caso, simplemente espolvoreadas con azúcar y enrolladas. Esta es la receta de mi infancia, la que recuerdo ver preparar a mi madre y a mi abuela en la cocina de hierro hasta con tres sartenes a la vez. Los pequeños de la casa éramos los encargados de añadir el azúcar y enrollarlas conforme iban saliendo, y la cocinera no daba abasto con nosotros. De cada tres que enrollábamos nos comíamos una, jejejee 😀
Esta receta se la quiero dedicar a mi amiga Rosi, una mujer excepcional. Simpática donde las haya, vital, alegre, generosa, divertida y con un corazón enorme. Llevamos compartiendo afición teatrera y escenarios ya unos cuantos años que espero sean muchos, muchos más. Siempre me dice que exagero cuando afirmo que las filloas que ella prepara son las mejores de Vigo, y es que algunas veces nos ha endulzado los ensayos con ellas y puedo afirmar que están de rechupete! 🙂
Rosi es una cocinera espléndida, regenta junto a su marido la cafetería Cortés en el centro de la ciudad, os la recomiendo. Deliciosa comida casera, raciones abundantes, excelente relación calidad/precio, esmerado servicio y simpatía a raudales por parte de la cocinera 😉
Y para los que aún no conocéis nuestro Entroido, aquí os dejo una muestra de su riqueza y vistosidad. Os animo a que vengáis a disfrutarlo con nosotros!
“Filloas, que ya está aquí el carnaval” también está disponible en audio, en iVoox
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Realmente no se ve tan difícil su preparación. Ustedes tienen platos exquisitos y en Venezuela, son muchos, así que sabemos como celebran estás fiestas. Un buen fin de semana.
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Muchas gracias por tu visita y comentario Mac. Feliz fin de semana para ti también y abrazo grande. 🙂
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¡Me vuelven loca! Rellenas de dulce o salado. Mi suegra que en paz descanse, orensana ella, era la mejor cocinera del mundo y las montañas de filloas que me hacía no las he vuelto a comer igual. Recuerdo, en especial, unas que me hacía con gambitas y lechuga… mmmmm. Mañana, con tu receta, intentaré hacerme unas cuantas, aunque seguro que no será lo mismo 😦
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Que sepas que ya las he hecho 🙂 El gusto extraordinario, el grosor… 😀 😀 😀 😀 La próxima vez deberé poner menos cantidad, me quedaron algo “gordas”. Usé un cucharón para echar el líquido, la próxima vez usaré uno más pequeño 😉
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Seguro que te han quedado deliciosas aunque hayan salido un poco “gorditas”. Un truco que yo suelo emplear para que salgan como el papel: hecho un cucharón del amoado en la sartén cubriendo todo el fondo y escurro el sobrante devolviéndolo al bol… no sé si me explico. Así te aseguras que salen siempre muy finitas. Me encanta que las hayas preparado 😀
Un abrazo de pantalla de ordenador… jejeje 😉
Me ha encantado la cocina de los abrazos! 🙂
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Pues parece buen truco 🙂 ¡Lo probaré!
Aunque me da un poco de vergüenza, aquí te paso la foto que hice… ¡¡No te rías!! 😀 😀 😀 😀
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No me río 😄
Seguro que estaban de rechupete
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¡¡Claro!! Seguí al pie de la letra tus instrucciones 😉
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La pinta es deliciosa!
Te han salido más parecidas a tortitas que a filloas, pero lo importante es el sabor 😊👍
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cando vaia a Vigo xa sei onde ir comer, entón 🙂
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jajajaa, pois pra compartir un chocolate quente e unhas filloas sempre estou disposta Zeltia.
Graciñas pola visita e o comentario. Apertas 🙂
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No sé por qué razón no me he enterado de ninguna de estas entradas tuyas. Filloas e Galicia, frisuelos en Asturias… que yo sepa, las filloas son más finas y admiten rellenos, y aunque esto último también lo están haciendo ahora con los frisuelos, éstos nunca se rellenaban; son un poco más gorditos y se salpicaban con azúcar. Mi madre nos los hacía todas las semanas, echaba horas porque éramos muchos y comíamos demasiado. Yo así los hice siempre para mis hijos.
Muchas gracias Marieta.
Besos.
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Gracias a ti Isabel,
sí, es cierto que ahora se rellenan de muchas cosas, tanto dulces como saladas, pero la receta que siempre recuerdo de niña es esta que simplemente se espolvoreaba con azúcar. Luego estaban las filloas que se hacían en la época de la matanza del cerdo y que llevaban un poco de sangre del animal en el amoado, lo que las confería un color y un sabor muy particular.
Voy a darme una vuelta por tus blogs, que ando atareada últimamente y sin tiempo para casi nada.
Un abrazo muy grande! 🙂
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Me acabo de enterar de la existencia de las filloas que se hacían con la matanza del cerdo. Decididamente, se utilizaba todo y para todo. Gracias de nuevo.
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Gracias a ti por la visita Isabel.
Cierto, del cerdo se aprovechaba y se sigue aprovechando casi todo! 😀
Y en cuanto a las filloas, las variantes son en ocasiones sorprendentes.
https://es.wikipedia.org/wiki/Filloa
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